A Don Oscar, como suelo llamarlo, lo he visto pocas veces. Desde que leí "La Casa del cerro El Pino". He querido fotografiarlo, pero
nuestros tiempos no lo han permitido o sucedían repentinos imprevistos que
cambiaban los planes.
La primera vez que lo visité fue en su casa de La Molina.
Aquella vez las fotos eran para la revista la higuerilla y solo pude hacerlo por
breves instantes mientras conversábamos con él junto con mi novio; la segunda
fue en la presentación de su libro "La Casa del cerro El Pino" y con tanta gente
esperando la firma de un ejemplar se nos hizo nuevamente imposible.
Hubo una tercera vez y esta fue en la Feria del Libro de Nuevo Chimbote. En esa
ocasión habíamos conversado y coordinado previamente y quedamos en que lo
llevaría a la playa para hacerle la sesión que tanto buscaba, pero tampoco se
pudo, pues los diversos compromisos que tenía programado Don Oscar y por que,
además, la gente en Chimbote lo quiere y admira mucho. Todos quieren saludarlo,
tomarse fotos con él, estrecharle la mano y decirle que leyeron sus libros.
Ha pasado más de un año que venimos intercambiando correos
acerca del dónde y cuándo hacerle las fotos, pero nunca habíamos logrado
concretar nuestro encuentro, no hasta el sábado pasado, cuando
me llamó y me dijo que necesitaba con urgencia unas fotos para la Feria del libro de Bogotá. Sin dudarlo dos veces acepté vernos lo antes posible.
Las fotos fueron hechas en la Casa de la Literatura Peruana,
donde se sintió como libro en su librero. Aquí también se le acercaron a
saludarlo. Don Oscar es muy sencillo, a todos saluda, a todos les estrecha la
mano y les sonríe. Ha sido muy grato conversar con él, saber lo que está
leyendo, saber a qué otros escritores conoce y ha conocido. Yo por mi parte espero con
ansias leer su próximo libro y, tal vez, cuando lo lea, encuentre una de las
fotos que le hice en la solapa. Entonces sonreiré como lo hago ahora. Hasta
entonces les muestro por aquí las fotos que él escogió para enviar a la
FILBO.
Oscar Colchado Lucio, poeta, cuentista y novelista, nació en Huallanca, Ancash, en 1947. Reside en Lima desde 1983. Anteriormente vivió en el puerto de Chimbote, donde fundó el Grupo Literario Isla Blanca y dirigió la revista Alborada/ Creación y análisis.
Es profesor de Lengua y literatura. Entre sus obras narrativas más importantes figuran: en cuento: Del mar a la ciudad (1981), Cordillera Negra (1985), Camino de zorro (1987), Hacia el Janaq Pacha (1989) y La casa del cerro El Pino (2003).
En novela juvenil: Tras las huellas de lucero (1980), Cholito en los Andes mágicos (1986), Cholito en la ciudad del río hablador (1995), ¡Viva Luis Pardo! (1996), Los dioses de Chavín (1998). También es autor de un libro de cuentos para niños: Rayito y la princesa del médano (2002).
Ha recibido, entre otros premios, el “José María Arguedas” de cuento (1978), el “José María Eguren” de poesía (1980), el Premio Copé (1983), el Premio Nacional de Literatura Infantil y Juvenil (1985), el Premio Latinoamericano de Cuento (CICLA 87), el Premio Nacional de Educación (1995), el Premio Nacional de Novela “Federico Villarreal” (1996) y el Premio Internacional de Cuentos “Juan Rulfo” de radio Francia Internacional y el Centro Cultural de México en París (2002).
Cholito en los Andes mágicos
La curiosidad de Cholito lo hace acercarse al hijo del supay (el diablo). Al entablar conversación con él, Cholito lo corrige dos veces en su manera de hablar, tal como le ha enseñado su maestra.
En venganza, el supay le escribe un mensaje a Cholito para encontrarse en un lugar. Esto en realidad es una trampa: Cholito cae por un profundo abismo y llega al territorio donde vive el supay, quién le dará tres tares imposibles de lograr. Pero Cholito recibe la ayuda de la hija del supay y logra cumplirlas y liberarse. A cambio, la hija del supay le pide que no coma ni sal ni ajía para que puedan seguir viéndose. Sin querer Cholito come sal mientras almuerza. La hija del supay enfurece y lo envía a los valles malditos. En cada uno de ellos vivirá emocionantes aventuras donde pondrá a prueba su inteligencia, prudencia y habilidad para eliminar cada una de las dificultades que enfrenta para volver a su hogar.
Su obra Cholito en los Andes mágicos ha sido llevada a la televisión para los países del Grupo Andino.
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